Opinión

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Virgen de Tintoc o Tintoque

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Tintoque fue un pueblo indígena que estuvo ubicado en el área de Punta de Mita. Según el arqueólogo José Beltrán Medina, se extendía “desde Corral del Risco hasta Playa Negra y Coamiles, y desde ahí hasta Plumeros. Antes de la llegada de los españoles, este pueblo participó de una navegación costanera que iba desde California hasta el Perú para comerciar con caracol de tinte, perlas, conchas sagradas y otros productos marinos.

Después de la Conquista, Tintoque aparece en varios registros españoles. La Suma de Vistas de 1548, nos dice que Tintoc se encuentra en el Valle de Banderas, en tierra llana y caliente, abundante en pescado.
En un mapa de Nueva España y Nueva Galicia de1579, y la Relación de Compostela de 1584, aparece Tintoque en la Punta de Mita, frente a las Islas Marietas.

En 1605, Alonso de la Mota y Escobar nos dice que a tres leguas al oriente del valle de Banderas, está un pueblo llamado Tintoque dedicado a la pesca, que tiene una famosa pesquería de perlas muy ricas.

Domingo Lázaro de Arregui, en 1621, dice: los de Tintoc y Pontoc son pescadores, y junto a sus pueblos, con gran facilidad en dos brazos de agua sacan ostras, en las que se han encontrado muchas perlas.

Pero el relato más colorido sobre Tintoque lo da Fray Antonio Tello cuando refiere el encuentro entre los naturales contra el ejército español en 1525.

“Y estando en esto, asomaron en lo alto de encima del valle y vieron un pueblo hermosísimo y muy grande llamado Tintoque, de donde salieron a defender la entrada más de veinte mil indios armados de arcos, macanas y dardos arrojadizos, con mucha plumería y embijados, y cada uno traía en la mano y en el carcaj una banderilla de plumería de diversos colores, unas pequeñas y otras grandes, que era hermosura verlas; traían muchas bocinas de cañas a modo de pífanos, atabalejos muy emplumados, con muchos dijes de sartas de corales al cuello y brazaletes de lo mismo, escarcelas y almetes de plumas de papagayos verdes y colorados, y unos caracoles grandes que servían de trompetas”.

Durante el Siglo XVII, los piratas que esperaban el paso de la Nao de China incursionaron con frecuencia en la Bahía de Banderas. Tintoque y otros pueblos fueron quemados varias veces por los bucaneros para robar sus perlas

Finalmente, Tintoque desapareció como pueblo hacia 1690.

El culto a la Virgen del Rosario se extendió en el Nuevo Mundo gracias a los Agustinos y Dominicos. En 1570, los Agustinos fundaron el Convento de San Nicolás de Mascota para catequizar la región. Treinta años después, el culto a la virgen del Rosario se encontraba muy arraigado en el Real Alto de San Sebastián, Mascota y Talpa.

Es probable que los Agustinos hayan traído en esa época una imagen de la Virgen del Rosario al pueblo de Tintoque.

Al desaparecer Tintoque, la virgen fue trasladada a Santiago Temichoque hoy Valle de Banderas. La tradición oral conservó este suceso en el siguiente relato:

Cuando Tintoque desapareció, la Virgen del Rosario fue traída al Valle de Banderas. Para entonces Tintoque había dejado de ser un pueblo de pescadores de perlas y caracol de tinte. Se vivía con muchas penalidades debido a que el clima era caliente y no había agua para regar los sembradíos. Además, el lugar estaba a merced de los piratas, que le habían prendido fuego varias veces para robar sus perlas.

La última en habitar Tintoque fue la Tenanchi, la cuidandera del templo. Se dice que ya muy anciana y presintiendo su muerte, decidió sacar a la virgen de aquel lugar desolado. Una mañana, la anciana cargó la imagen y caminó tres leguas hasta Santiago Temichoque, donde la dejó al resguardo del templo; luego regresó a Tintoque para esperar la muerte.

La primera noche que la virgen debió pasar en Temichoque, desapareció misteriosamente. Por la mañana sólo encontraron el nicho vacío y las huellas de unos pies diminutos pintadas en el polvo. Asombrados por el suceso, los habitantes siguieron aquel rastro que los llevó hasta Tintoque, llevándose la sorpresa de que la virgen estaba ahí, haciéndole compañía a la anciana moribunda.

La vieja Tenanchi explicó que la había sentido llegar de madrugada, y con lágrimas en los ojos les pidió se la llevaran de nuevo porque su fin estaba cerca. Pero cuando intentaron hacerlo, la virgen se hizo tan pesada que ni cuatro hombres fuertes pudieron levantarla. Entonces decidieron llevarse a la anciana para que la acompañara y sólo así pudieron despegar a la virgen del suelo

La anciana murió y está enterrada en el panteón de este lugar. La Virgen de Tintoque se quedó desde entonces aquí, en el pueblo de Valle de Banderas, que antiguamente se llamó Santiago Temichoque.

La fama y milagros de la Virgen de Tintoque fue conocida desde Las Varas hasta Tomatlán. El cronista José Durán refiere que en tiempos difíciles la virgen era resguardada en San Sebastián del Oeste y que desde allá se le traía en procesión a los pueblos y rancherías de la costa. Debe ser verdad, porque aún se recuerda que la fiesta más concurrida en la región hasta 1950, fue la del 2 de febrero en honor a esta virgen.

Fecha de celebración

En el siglo XVI, San Pío V decretó su fecha de celebración el 7 de octubre, aniversario de la victoria en la Batalla de Lepanto; el triunfo de cristianos contra moros fue atribuido a la Virgen del Rosario. Antiguamente la celebración de la Virgen de Tintoque debió haber sido en esta fecha, pero cambió con los años. En un informe de 1882, el presbítero José María Salazar declaró haber celebrado ceremonias solemnes en su honor el 9 de abril.

Pero el cambio más significativo fue el traslado de la fecha al 2 de febrero, día de la Candelaria. Sin duda esta decisión tuvo que ver con el cultivo del tabaco, que por más de medio siglo alcanzó gran importancia. En 1906 el pueblo de Valle de Banderas fue elevado a la categoría de subprefectura política por ser la zona tabacalera más importante de Nayarit. La producción del Estado en 1920, se calculó en 30 mil cargas de las cuales un 25% provenía de las haciendas de la comarca. Hacia 1950, el tabaco era la fuente principal de riqueza en la región.

Resulta significativo que la labranza del tabaco iniciara pasando la fiesta del 2 de febrero. En el pueblo de Valle de Banderas sólo se esperaba la bendición de la última misa o la quema del castillo para salir la misma noche rumbo a los potreros de La Isla, El Jazmín y El Corral Solo. Los correspondientes a Las Palmas, El Colomo y San Juan de Abajo, se concentraban en La Mata de Bule. Contaban los mayores que se cargaba un carretón con tilichis, gallinas, chiquillos y hasta la jaula del perico. La escuela se cerraba durante esos meses y los pueblos se quedaban sin alma alguna. Toda la gente se iba a vivir a las plantaciones donde se hacían las fiestas, había tiendas, cine, llegaban los vendedores con petacas llenas de pan, carne y otras cosas.

De aquella manera iniciaba la labranza del tabaco, inmediatamente después de la fiesta del 2 de febrero y de recibir la bendición de la Virgen de Tintoque para la buena cosecha.


 

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San Francisco Apazan o “San Pancho” (Siglos XVI y XVII)

La primera referencia de “San Pancho” se encuentra en la Suma de Visita de Pueblos de la Nueva Galicia de 1548. Pasados apenas 17 años de la Conquista de Nuño de Guzmán en la región, los pueblos indígenas aún no habían sido bautizados con el nombre de santos. En aquel entonces el pueblo aparece como Apazan, dado en encomienda al conquistador Jerónimo Pérez. La referencia textual que brinda del Paso y Troncoso dice: “Apazan, en la Nueva Galicia. Tiene doscientos veinte y nueve casados sin la demás gente: son salvajes, dan veinticuatro indios de servicio en la heredad de cacao; es tierra templada, de muchas aguas y regadíos y abundante de bastimentos. Está 14 leguas de Compostela”.

De acuerdo a la Relación de Compostela de 1584, Apazan se registra antecedido con el nombre de San Francisco lo que supone que años después de la conquista armada llegó la conquista religiosa. Apazan parece derivar del náhuatl apatzquitl, manantial, fuente de agua que corre y sin duda alude al pequeño río que bordea al pueblo y desemboca en el estero de este lugar.

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Junto con Tintoque, Pontoque y Santa Cruz Saloc hoy Sayulita, San Francisco Apazan, fue otro de los pueblos marinos que comerciaron con caracol de tinte, perlas y conchas sagradas. Antes de la Conquista, de acuerdo al antropólogo José Beltrán Medina, existió una red mercantil que se extendía desde el área de Punta de Mita al Ecuador, al Sur, y Baja California, al Norte. Este comercio costanero de embarcaciones medianas, fue posible gracias a las corrientes marinas estacionales y a puertos estratégicos de arribo. Un siglo después de la Conquista, los cronistas españoles cuando escriben sobre la región del valle de Banderas, dan testimonio de la riqueza perlera de estos pueblos.

Alonso de la Mota y Escobar, en 1605, refiere: “Saliendo de este valle de Banderas hacia el oriente, está a tres leguas un pueblo llamado Tintoque de hasta doce vecinos indios, que habiendo sido de muchos se han acabado por el mal temple que es muy caliente. Tiene una famosa pesquería de ostras, y se han hallado en este pueblo y otro que está dos leguas llamado Pontoque, y en otro llamado San Francisco, donde baten las olas de la mar, hay perlas muy ricas y no ha habido curiosidad de parte de los españoles en buscarlas y las que han hallado han sido en poder de los indios; son estos pueblos doctrina de clérigos y tienen por granjería la pesca”.

En 1621, Lázaro de Arregui hace la siguiente descripción “Los pueblos que hay en el valle de Banderas son: Quelitán, Santiago Temichoque, Tintoc, Pontoc y Santa Cruz Saloc; los tres últimos están en la misma playa. Y los de Tintoc y Pontoc son pescadores, y junto a sus pueblos sacan ostra, la mejor que hay en las indias. Lo hacen con gran facilidad en dos brazos de agua y a veces en menos, y en las que ostras que pescan se han hallado muchas perlas. Y en el pueblo de Pontoc, que ya está despoblado o tal, se pescan ostiones de perlas y se hallan muchas conchas de tortuga de aquellas que llaman quahuites, de que se hacen cajas de antojos, anillos y otras curiosidades”.

Pasada la gloria del comercio marítimo, estos pueblos cayeron en el abandono y el aislamiento. Se tiene referencia vaga pero cierta de que estuvieron por dos siglos a merced de piratas y fueron refugio de prófugos que huían de la justicia o gente de color que escapaba de la esclavitud. Poblaciones como Tintoque y Pontoque desaparecieron y otras lograron conservarse como ordeñas de las grandes estancias ganaderas. Este es el caso de “San Pancho” que llegó al Siglo XX con apenas seis casas, pero que conservó su nombre durante 400 años.


 

 El modelo de desarrollo turístico: costos, contradicciones y transformaciones

 

“Fácilmente aceptamos la realidad, acaso porque intuimos que nada es real”

                                                                                  Jorge Luis Borges

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Alfredo César Dachary

El turismo, como un producto de la revolución industrial y de la gran transformación que ésta generó en la sociedad; fue un producto inicialmente de consumo suntuario pero con las décadas se ha ido transformando al ritmo de la sociedad y con ello aumentando sus compradores mundiales y transformándose de una tradición en un producto muy deseado dentro de la sociedad de consumo. En forma paralela, los nuevos pobres urbanos, el naciente proletariado industrial  comienzan a descubrir nuevas manera de ocio, incluido el viaje en tren para conocer el mar.

Cuando los nobles y los burgueses emergentes decidieron llegar al mar en busca de una cura de la acedia medieval (nostalgia) – hoy se podría decir estrés – iniciaron un peregrinar que los llevaría al mar, a las termas y a otras formas de cura desde el viento al sol, todo como lo prescribían los primeros “médicos naturistas y sociales de la época”, los Higienistas.

En el siglo XIX, nacen los grandes hoteles, que replicaban a los palacios y junto a ellos los grandes restaurantes, copia de la cocina creada en la tradición de la nobleza y con ello la nueva clase emergente comienza a consumir, a aprender y disfrutar de un nuevo tipo de ocio: los viajes, las fiestas y los banquetes.

El parque de diversiones más antiguo que sigue en funcionamiento hasta la fecha es el Parque Bakken, al norte de Copenhague, capital de Dinamarca, abierto en 1583. Con la revolución industrial en auge, a comienzos del siglo XIX, el desarrollo de la industria de la diversión se transportó a América, especialmente a Estados Unidos, que con la gran riqueza que se estaba generando había necesidades de ocio y diversión para grandes grupos humanos.

Cuando comienza a desarrollarse la industria eléctrica, que dio lugar al nacimiento del tranvía, los dueños de algunas líneas no querían perder pasajeros durante los fines de semana, así que promovieron la construcción de lugares de entretenimiento al final de las líneas de tranvías que ofrecían campos abiertos para hacer días de campo, salones de baile, juegos, restaurantes y algunos paseos a la orilla de un lago o del río.

Así aparecen los primeros parques de diversiones, comenzaron a través de todo Estados Unidos, y éstos entraron en su era dorada en la Exposición Mundial de Chicago en 1893 donde se presentaron juegos mecánicos como la rueda de la fortuna y montañas rusas, que ya requerían de una cierta tecnología para lograr mayor seguridad.

Paul Boynton inauguró el primer parque de diversiones moderno al sur de Chicago con el nombre de Paul Boynton’s Water Chutes, que a su vez fue el parque donde por primera vez se cobró la admisión general para el área en la que ubicó los juegos mecánicos, y éste sirvió de inspiración a otros pioneros de la industria, como Coney Island en New York que abrió en 1895 y que resultó un gran éxito en su tiempo.

De estos primeros parques masivos de diversiones será hasta la mitad del siglo XX, cuando el genio de Disney creara la primera ciudad “falsa” o de fantasía, que fue Disneylandia y con ello inauguró un nuevo tipo de turismo, el familiar pero orientado al disfrute de estos complicados juegos y grandes eventos que a la gente les hacía pensar que estaban en un cuento de hadas.

Para otro público, diferente en todo, los empresarios norteamericanos del dinero fácil, con una gran experiencia en el Caribe, especialmente en Cuba, crearon una ciudad del juego, Las Vegas, donde la primera diversión además de éste y su contraparte, el consumo de alcohol y la industria del sexo, era ver el hongo de las explosiones atómicas.

Robert Venturi fue de los pioneros en analizar a Las Vegas, a la que definió como ciudad mensaje, ya que está hecha de signos que funcionan para comunicarse y no como la ciudad normal que está hecha con signos que comunican para funcionar.

Para Umberto Eco, Estados Unidos tiene muchas ciudades falsas, además de Disneylandia, y éstas son reconstruidas sobre un viejo tejido urbano, otras son imitaciones o fragmentos de ciudades, como Stone Mountain en Atlanta, ranchos reconstruidos, islas de piratas, pueblos hawaianos, tahitianos y muchas más.

Para Marisol Facuse, cuando proyectamos un mundo y una sociedad alternativos, este espacio de alteridad creado en el imaginario se construye a partir de elementos de nuestra realidad social y política, interviniendo simultáneamente en el espacio de lo real. En este sentido, la utopía nos interroga a propósito de los límites entre lo real y lo irreal, entre los hechos y la invención.

Por ello para Martin en su ensayo “Disneylandia, una utopía degenerada”, la define como una ideología realizada en forma de mito, entrelazando la ficción con el comercio, que es algo muy real, ya que las mercancías que venden son reales y lo falso es la creación del deseo de comprar, por ello ésta es la esencia del consumismo.

De allí que cuando se mezcla la ficción con la realidad hacen posible el goce y el consumo, que en la segunda obra, Disney World, ya se superó la ciudad falsa del  juguete y emerge un modelo agregado urbano del futuro.

La ciudad artificial llega a los países de la periferia, para unos como la única salida, el mundo de las islas y sus enclaves de lujo, frente a los mares de miseria, el otro los territorios alejados de las zonas urbanas donde comienza a construirse el “mundo mágico” del turismo.

Ya no hay parques de diversiones, éstos eran una expresión de la vanguardia del ocio industrial, eran los reyes del fin de semana que se construyó como realidad desde el siglo XIX y como tal fue ascendiendo hasta ser hoy una realidad aceptada por todos y ampliada por los gobiernos en favor del turismo, cuando hacen coincidir fiestas con el fin de semana y éste se transforma en una mini vacación o “fin de semana largo”.

En México hay un solo destino que entendió que esa era la nueva etapa del turismo global, ya que la mayoría de los visitantes son de Estados Unidos, donde se dieron los parques de diversiones más grandes del mundo y hoy los parques temáticos y las ciudades falsas más importante de América, este corredor no podía estar rezagado. Allí está la parte medular del éxito de Cancún y el corredor Riviera Maya, una fiesta continua, atracciones encadenadas, grandes parques temáticos y pequeños lugares de ocio incluido una larga lista de cenotes y senderos en la selva, además de las grandes ciudades mayas, un atractivo basado en el monumentalismo histórico de estos resabios de la gran cultura mesoamericana.

Acapulco lo tiene como tragedia, Ciudad Renacimiento es la mayor concentración de pobreza y violencia de la zona costera-turística y en medio de sus áreas de extrema  violencia aparecen pequeñas islas de encanto que parecen vivir en las nubes, mientras los visitantes no salgan a enfrentar la realidad.

Hay parques temáticos de diversión y otros de exclusión, estos últimos se denominan amenazas, los primeros son oportunidades, competitividad, valorización del destino; los segundos son los lastres de éste que terminan hundiéndolo, ni el turismo ni la propia realidad pueden huir de estas formas que asumen las enfermedades sociales generadas por la asimetría y la falta de políticas de apoyo a los sectores con menos ingresos, que en todo el país son más del 80%, si tomamos la media del 50% de pobres y el 32% de población que es vulnerable y por ello vive en el límite de la pobreza.

Por ello, el turismo que en su magia, como el cine o las novelas logra transformar la realidad y hacerla un verdadero discurso “positivo” o alegre, o de emociones, o simplemente de atracciones, no puede borrar los costos que genera porque éstos son acumulativos y se comienzan a expresar de manera muy diferente pero siempre son expresiones de amenaza a este modelo de negocio complejo que en el caso de México está ubicado entre las tres primeras actividades económicas.

El turismo ha caído victima de su propia forma de presentación, que reduce a ésta a los alojamientos y los lugares de consumo del visitante, desconectándose de la ciudad de acogida, de los pueblos de apoyo, de la región sostén, y es allí donde se da esta compleja asimetría que es la base de la debilidad de él: la pobreza. Hoy Cancún, el primer destino de México, no tiene una Ciudad Renacimiento pero está cerca de lograrlo con la Colonia Puerto Juárez, y la Cruzada Nacional contra el Hambre lo puso en evidencia al colocar a este municipio, Benito Juárez, entre los que están amenazados por este flagelo.

Éstos son los costos del turismo como modelo de desarrollo; la verdadera función que tiene esta actividad económica, es generar placer para los que nos visitan y mejores ingresos y calidad de vida para los que lo hacen posible.

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Alfredo César Dachary es doctor en Ciencias Sociales.

Es Profesor-Investigador Titular C de tiempo completo en el Centro Universitario de la Costa. Universidad de Guadalajara. Puerto Vallarta. México. De 2000 a la fecha.

Director del Centro de Estudios para el Desarrollo Turístico Sostenible (Cedestur), Centro Universitario de la Costa. Universidad de Guadalajara. Puerto Vallarta. México. De 2000 a la fecha.

alfredocesar7@yahoo.com.mx

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Bahía de Banderas y el turismo: los costos de la expansión

“Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana.

Y del Universo no estoy seguro”.

-Albert Einstein

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Alfredo César Dachary

Hoy se repite como una especie de verdad absoluta que el turismo es la “salida” económica para una región, un pueblo y hasta un país; esa verdad tiene facetas diferentes y no se puede confundir crecimiento del turismo con desarrollo de la ciudad de acogida, región o Estado, porque uno no implica el otro.

El crecimiento es en la producción, venta o ampliación del mercado; el desarrollo implica que los beneficios se redistribuyen en la mayor parte de la sociedad, ya que si bien unos participan de esta actividad económica en el clúster del turismo otros lo reciben en mejores servicios, apoyos y oportunidades de empleo.

El turismo es un modelo de desarrollo propio del actual sistema y como tal puede pasar del crecimiento al desarrollo, con lo cual cumple con la verdadera función del modelo o quedarse sólo en el crecimiento y generar un “desarrollo” asimétrico donde la gran riqueza de unos pocos es lo opuesto a la gran pobreza de las grandes mayorías.

Esto es lo que ha ocurrido en los dos mayores corredores turísticos de México, la Riviera Maya y la Riviera Nayarit – Puerto Vallarta. En ambos, el crecimiento ha sido la meta y el desarrollo ha sido sólo el discurso hueco de los hombres del poder, que nunca han intentado aterrizarlo en una verdadera estrategia para atenuar las grandes contradicciones existentes.

Cuando en el 2013 se lanzó la Cruzada Nacional contra el Hambre y se realizó la lista de los 400 municipios que sufrían este flagelo, emergen el Municipio de Benito Juárez, donde está Cancún, el de Acapulco, Ixtapa, Los Cabos y los denominados “pueblos mágicos” entre los más conocidos; allí quedó al descubierto lo que venimos afirmando hace varias décadas respecto al modelo de desarrollo del turismo.

La Riviera Nayarit y Puerto Vallarta no salieron en la lista de los 400 que luego se elevaron a más de 500, pero eso no significa que uno es más exitoso que el otro que sí aparece, por oposición el crecimiento de la Riviera Nayarit ha sido más intensivo y sus beneficios al sector empresarial principalmente a los inversores españoles muy elevados.

Bahía de Banderas está considerado en el Estado de Nayarit como el municipio más rico, con 83,739 habitantes para el 2010, los indicadores oficiales de pobreza del municipio eran de 37.6% de pobres, 36.7% en condición de vulnerables por carencias sociales y 7.8% vulnerables por ingresos, o sea, que el 18% de la población no vive en la pobreza.

El municipio de Puerto Vallarta, con 184,722 habitantes, no tiene mejor situación según las estadísticas oficiales del CONEVAL del 2010, ya que sólo el 19.8% de toda la población, unos 37,000 habitantes, no viven en la pobreza o están en condiciones de vulnerabilidad, lo cual se ajusta a la media de todo México.
En este municipio la pobreza es del 45.5%, pero además hay que sumarle los grupos vulnerables por carencias sociales que son un 24.1% y los grupos vulnerables por ingresos 10.6%, o sea, que el 80.2% de la población está entre la pobreza y la vulnerabilidad, según cifras oficiales.

¿Cómo estará Cancún, municipio de Benito Juárez, que su media es mayor que ésta al igual que Acapulco, Ixtapa o Los Cabos entre los más connotados destinos del turismo internacional de México, con grandes deficiencias alimenticias?

La Riviera Maya, pese a la gran crisis que estalla en el 2008 y que afecta a los países centrales incluido Estados Unidos, ha tenido una corta recaída pero ha logrado, a partir de diversificar sus productos y mercados, mantener el liderazgo del turismo en México, salvo en el turismo de cruceros cuyo centro era Cozumel, cuya caída ha sido significativa, aunque hay constante recuperación.

Bahía de Banderas, como región, el Municipio nayarita y Puerto Vallarta, más allá de la Riviera Nayarit, que aún está en ideas, ha tenido una recuperación más lenta y no se ven nuevas propuestas, salvo en el caso del Municipio de Bahía de Banderas, con grandes áreas disponibles, donde crecen nuevos hoteles y fraccionamientos de lujo para un potencial turismo residencial.

A primera vista se ve la región que divide el río Ameca y que corresponde a dos Estados como un gran destino que tiene posibilidades muy grandes de expansión, ya que en el desarrollo del turismo la industria de la construcción es la gran locomotora para la ampliación territorial de éste.

Pero ese gran corredor, ciudad lineal o región turística, no es un todo homogéneo, sino que tiene diferentes niveles de desarrollo y distintos atractivos aunque ambos estén en una misma región geográfica y turística.

Eso ha llevado a que de manera general, se sienta que hay una percepción de las sociedades de acogida muy diferentes, que a la vez son la expresión de lo que la gente siente, lo que ve y el discurso de sus líderes, ya sean del sector público o privado.

Vallarta ha quedado encerrada en medio de una de las regiones con mayores atractivos para el desarrollo del turismo, la zona de la montaña con poblaciones excepcionales como San Sebastián del Oeste y muchas más y el municipio de Cabo Corrientes, anclado en la lucha agraria y con la imposibilidad de ser la continuación del desarrollo en la bahía, en otros niveles.

Esto lo siente la sociedad, que ve pesimista a sus liderazgos o ambivalentes, un tiempo optimista y luego pesimista según como venga la temporada, con una situación política donde las ambiciones de pocos le hacen perder un trienio a muchos, pero que pasará desapercibido porque lo que le antecedía tampoco ha tenido trascendencia, la crisis de liderazgo político también marca a la ciudadanía.

Por oposición, Bahía de Banderas, si bien no es el ejemplo a seguir en desarrollo para la percepción de la sociedad, se ve que es un municipio en movimiento, con una crisis política de líderes y carente de una verdadera dirigencia, esta crisis no logra superar la percepción de éxito de la sociedad, que da por una sola razón, los mismos que hoy opinan son los que hace una década no imaginaban lo que sería o lo consideraban una quimera.

Se trata de percepción por comparación histórica, de sensación por visibilidad del incremento de infraestructura, de servicios en la población, de nuevos centros tanto poblacionales como comerciales, que ratifican ese análisis de corta historia que vive gran parte de la sociedad, lo cual no significa que hay desarrollo sino una percepción mejor que implica una mayor esperanza que éste llegue.

Para Nayarit, Estado y gobierno, Bahía de Banderas y el turismo es la locomotora y el centro de demostración de un Estado nuevo que ha salido del mundo agrario y ha entrado a competir con grandes posibilidades en la economía de los servicios, en la industria de la construcción, y todo lo que compone el amplio clúster del turismo.

Ha existido continuidad en el proyecto, lo cual significa que más allá de que el gobierno continua siendo de un mismo partido, hay una idea central que éste es el motor de la modernización del Estado, lo cual puede ser discutible pero en el corto plazo genera un percepción de éxito.
Por oposición, Puerto Vallarta es el principal destino turístico de Jalisco pero no el proyecto bandera del gobierno del Estado que pasó, los dieciochos años del gobierno del PAN y el actual del PRI.

La asimetría histórica que ha existido entre el viejo cantón de Nayarit dependiente de Jalisco, hoy Estado soberano ha servido de manera inversa como motor para el cambio y se ha montado en una sensación de éxito que forma parte de la transformación de una sociedad agraria tradicional en una más moderna y multicultural cuya vanguardia la tiene el municipio de Bahía de Banderas, obra del visionario gobernador Celso Delgado, hoy ciudadano ilustre de este Municipio.

El corredor Costa Alegre, tantas veces reinventado tantas otras anulado u olvidado, ha comenzado a revivir, y con ello Jalisco apuesta a un nuevo tiempo en el desarrollo del turismo, algo que debe liderar el Estado con infraestructura y apoyos y hacerlo realidad la inversión privada, quizás con eso cambien la percepción, que es lo que todos los que queremos a Vallarta deseamos.

Siempre hay opuestos, es una lógica de la dialéctica, y así como la percepción del desarrollo de turismo es más baja en Puerto Vallarta, en la centralidad económica, cultural y de servicios el puerto es el líder, con lo cual se ha dado una complementación, que va transformando a la antigua población de pescadores en uno de los referentes urbanos de la costa, no sólo de Jalisco sino del Pacífico central.

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Alfredo César Dachary es doctor en Ciencias Sociales.
Es Profesor-Investigador Titular C de tiempo completo en el Centro Universitario de la Costa. Universidad de Guadalajara. Puerto Vallarta. México. De 2000 a la fecha.
Director del Centro de Estudios para el Desarrollo Turístico Sostenible (Cedestur), Centro Universitario de la Costa. Universidad de Guadalajara. Puerto Vallarta. México. De 2000 a la fecha.
alfredocesar7@yahoo.com.mx