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El Guamúchil y sus fiestas patronales

en los tiempos de 2

Prof. Eduardo Gómez Encarnación

La palabra guamúchil proviene de dos vocablos nahúatl: quautl, árbol; y muchilchihua, cocinero, el que prepara una comida. La interpretación relaciona al árbol y al fruto, que es comestible. Los granos del guamúchil se pueden consumir frescos, pasados al sol, preparados en sopa o en agua fresca, resultando muy apropiada la expresión indígena: árbol cocinero que prepara una comida.

El poblado conocido como El Guamuchil, se encuentra a un lado de la carretera Compostela-Puerto Vallarta, construida entre 1960 y 1969. Al parecer, recibe el nombre por la abundancia de estos árboles en el lugar, algunos de ellos centenarios. Está ya señalado como punto de referencia del camino Las Varas a Valle de Banderas, inaugurado en 1944 por el entonces gobernador de Nayarit, Candelario Miramontes. La brecha se trazó siguiendo el antiguo camino de herradura de Las Varas a Punta de Mita, pasando por Piedra Larga, Puerta de la Lima, La Peñita, Lo de Marcos, San Francisco y Sayulita. De Sayulita, el camino seguía por el arroyo de San Ignacio hasta El Guamuchil para de ahí remontar por la Zeta y salir al poniente del pueblo de Valle de Banderas. Este camino casi seguía el trazo de la actual carretera federal 200, y buscó favorecer la explotación del coquito de aceite.

Hacia 1951, la ranchería de El Guamuchil, aparece en los documentos de dotación del ejido de Higuera Blanca. La Higuera Blanca perteneció a la hacienda de Jaltemba o La Peñita, dedicada a la ganadería y a la recolección del coquito de aceite. En esta región de Nayarit crecían palapares naturales de gran productividad. La hacienda de Ixtapa, propiedad de Delius y Compañía, cosechaba anualmente 200 000 Kg. Las Varas, de Alejandro de León, 150 000 Kg. La Lima, de Maisterrena hermanos, 60 000 kg. y Jaltemba, de Eduardo Romero, 350 000 kg. El coquito de aceite era comprado por las fábricas de jabón que existían en Mazatlán, Tepic, Guadalajara y Compostela.

Después del reparto ejidal, la explotación del coquito de aceite siguió siendo importante. Hacia 1950 la costa de Nayarit contaba con 10 623 has. de palapar y producía 1 400 toneladas de coco. Por esos años, El Guamuchil y San Ignacio estaban dedicados a la ganadería. Se tiene referencia oral que en estas ordeñas se criaban para la labranza de tierras en el valle.

El Guamúchil ha dedicado sus fiestas patronales en honor de San Felipe de Jesús, considerado el primer santo mexicano. Se dice que era un niño inquieto y travieso. Una leyenda cuenta que había en el patio de su casa una higuera marchita y, en cierta ocasión, su nana, harta de sus travesuras, le dijo “¡Ay Felipe! Esta higuera reverdecerá, el día en que tú seas santo”.

Siendo joven, entró a la orden de los Franciscanos pero pronto renunció. Su padre lo envió Manila, Filipinas, donde se dedicó a la diversión y al desenfreno. Tiempo después reconsideró su vocación y regresó con los Franciscanos. Ante el ofrecimiento de ordenarse sacerdote en México, Felipe se embarcó de Filipinas con otros frailes pero una tormenta desvió el barco hacia Japón.

En Japón, los franciscanos pasaron por varios sufrimientos hasta ser colgados en cruces. Viendo que Felipe de Jesús se ahogaba debido a una cadena que se encontraba en su cuello, los soldados le atravesaron los costados con sus lanzas. Murió mártir el día 5 de febrero de 1597. La leyenda dice que, ese día, la higuera seca reverdeció en el patio de su casa de México.

Después del nopal, el guamúchil pudiera considerarse el árbol más mexicano. Es bueno que una población con este nombre, haya escogido por santo patrono a San Felipe de Jesús, el primer santo mexicano.

***

Eduardo Gómez Encarnación es Cronista Municipal de Bahía de Banderas.

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Norma Hernández
Norma Hernándezhttp://onbahiamagazine.com
Lic. en Turismo y profesional de la comunicación, con una pasión innata por el periodismo y una experiencia de 33 años en esta profesión. A lo largo de su carrera, ha desempeñado roles destacados como editora de periódicos y revistas, lo que le ha permitido adquirir un conocimiento profundo del mundo editorial y una visión privilegiada sobre cómo contar historias de manera efectiva. Sin embargo, su verdadera pasión se encuentra en la escritura de turismo, gastronomía y viajes.
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