Por Norma A. Hernández / BAHÍA DE BANDERAS, NAYARIT.- En una mañana marcada por abrazos, reencuentros y emociones compartidas, Pasitos de Luz – Casa Connor celebró su 25 aniversario con un evento que puso en el centro el poder de la comunidad y el impacto colectivo. Donantes, voluntarios, familias y amigos se dieron cita para conmemorar un cuarto de siglo de servicio, solidaridad y compromiso con la rehabilitación infantil.
Durante la jornada, los asistentes vivieron momentos de conexión y energía cálida, recordando historias que han tejido la identidad de la institución a lo largo de los años.
La celebración contó con la participación de Arturo Ayala, director general de Pasitos de Luz-Casa Connor, Barb Bremner, como maestra de ceremonias y , por supuesto, la fundadora y directora operativa, Yolanda Sánchez. Estuvieron también miembros de la junta directiva, aliados y benefactores.
Durante el evento se ofreció a los asistentes un desayuno ligero preparado por el chef Guillermo Wulff y, posteriormente, se llevó a cabo un recorrido por las instalaciones, y un cierre simbólico con entrega de regalos para los niños atendidos por la institución.
Muro de Gratitud y Alas de Águila
Uno de los puntos más significativos fue la inauguración del Muro de la Gratitud, un espacio dedicado a reconocer la generosidad de quienes han acompañado la misión de Pasitos de Luz en distintos momentos. Aunque solo algunos nombres aparecen por criterios institucionales, el mensaje fue claro: cada persona presente forma parte esencial de esta gran familia.
La celebración también trajo una grata sorpresa. La Fundación Alas de Águila otorgó un reconocimiento a la organización por su trayectoria y transparencia, además de destinar parte de su cena y subasta anual a apoyar a Pasitos de Luz – Casa Connor. Gracias a esta iniciativa, se logró recaudar 31,000 USD, un impulso significativo para continuar brindando atención a niñas y niños que más lo necesitan.
Amor, rehabilitación y sueños cumplidos
Desde el año 2000, la asociación Pasitos de Luz-Casa Connor —cuyo nombre legal es Mamás Unidas por la Rehabilitación de sus Hijos A.C.— ha ofrecido servicios especializados a menores con parálisis cerebral, síndrome de Down, autismo, trauma psicológico, dificultades intelectuales y múltiples condiciones que requieren atención terapéutica continua. Actualmente atienden a aproximadamente 130 familias, siempre bajo un modelo completamente gratuito.
Durante sus primeros años, Pasitos de Luz operó en una pequeña casa adaptada, insuficiente para la creciente necesidad de atención. Sin embargo, el sueño de su fundadora, Yolanda Sánchez, de contar con un centro más amplio y funcional comenzó a tomar forma en 2011, cuando su visión se unió a la de las familias Vanderveen y Oudman, originarias de Calgary, Canadá. Para ellos, la construcción de Casa Connor era también un proyecto de vida.
Gracias a la donación de un terreno por parte de una familia mexicana, al trabajo de voluntarios y a la generosidad de innumerables donantes, tras cinco años de construcción surgió un espacio de 1,850 metros cuadrados diseñado especialmente para niñas y niños con necesidades especiales. El 20 de octubre de 2016, Casa Connor fue inaugurada oficialmente, marcando un antes y un después en la historia de la organización.
En octubre de ese mismo año, las familias Vanderveen y Oudman hicieron la entrega formal del centro a Pasitos de Luz, con el respaldo de organizaciones como la Caring Abroad Society of Alberta, posteriormente fusionada con la fundación MCA Mexico’s Canadian Angels Foundation para garantizar la continuidad del apoyo.
El 9 de enero de 2017, los niños comenzaron a asistir al nuevo centro, al que cariñosamente llaman “El Castillo”. Desde entonces, cada sonrisa, cada avance terapéutico y cada historia de superación confirma que aquel sueño compartido valió la pena.
Hoy, Pasitos de Luz celebra no solo un aniversario más, sino un legado de empatía, servicio y comunidad que continúa transformando vidas.
