Por Norma A. Hernández / PUERTO VALLARTA, JALISCO.- Adriana Rodríguez Salcedo habla del arte como quien habla de una fe. “La magia existe cuando amas lo que haces”, dice con serenidad, recordando que su pausa en la vida cultural de Puerto Vallarta no fue una renuncia, sino un paréntesis obligado por la enfermedad de su esposo. Hoy, tras retomar el camino, lo tiene claro: el arte y la cultura no son entretenimiento, sino una necesidad humana. “Son el alimento del alma”, afirma en una entrevista.
Hotelera de profesión, activista cultural por vocación, Rodríguez está convencida de que la música, la poesía y las manifestaciones artísticas deben recuperar su espacio en un destino que suele reducirse a playa y diversión. “Puerto Vallarta no puede quedarse solo en el turismo de sol. Hay que alimentar el alma, y el alma se nutre de arte”, sostiene.
Su regreso a la escena cultural se cristalizó a través de su participación en el colectivo artístico encabezado por el pianista nayarita Salvatore Rodríguez, con quien mantiene una amistad de años. Pero, lejos de asumir un rol secundario, Adriana se ha convertido en una de las voces que empujan el proyecto hacia nuevas fronteras.
“Hay que rescatar la buena música”: Adriana Rodríguez
Para Rodríguez, la cultura no sólo se promueve: se defiende. Habla con nostalgia, pero también con convicción crítica: “Hay que rescatar la buena música, la de época, la trova, la clásica… la palabra hablada se ha distorsionado mucho, y la letra lo dice todo”.
Su gusto por la música de antaño la conecta con un público que define como “almas viejas”, personas que todavía encuentran placer en la bohemia, la poesía, el folclor.
“Definitivamente creo que es lo que hace falta aquí. No solo diversión: hay que alegrarnos con música, con baile, con poesía. México tiene tanto, 32 estados llenos de cultura que debemos conocer”, comenta.
Gestión cultural con identidad… sin patrocinio local
Aunque su nombre suene con más fuerza dentro de Puerto Vallarta, Adriana Rodríguez ya piensa más allá del destino. Desde su trinchera, impulsa la gira de “Salvatore y sus Amigos”, grupo integrado por músicos, tenores y artistas con los que viajará a Colombia para presentarse el 4 de diciembre en el Palacio de Bellas Artes de Bogotá.

Este grupo está integrado por el maestro pianista Salvador Rodríguez; los cantantes Rafael Camacho, Estela Rosas, Óscar Rosas y Charly Ledezma; Ismael Nuño en las percusiones y los tenores Marco Muñoz, de Tepic, Nayarit y Jorge Echegaray, de Mazatlán, Sinaloa, además de la propia Adriana.
La invitación a Colombia surgió gracias a contactos del pianista en aquel país, y representa —según Rodríguez— una oportunidad única para mostrar no sólo el talento de Puerto Vallarta, sino también la riqueza artística de México entero. Sin embargo, el entusiasmo choca con la realidad: “Nadie de Puerto Vallarta nos ha apoyado todavía”, lamenta.
Hasta ahora solo han recibido patrocinios aislados de iniciativas como Raicilla 12 Caminos del señor Gerardo López, el Proyecto Nebulosa de San Sebastián del Oeste, y el Hotel Paloma del Mar. El resto de los recursos se han gestionado con eventos y conciertos para reunir fondos para vuelos y estancias.
Recordó que, en uno de sus conciertos más recientes en el Teatro del IMSS de Tepic, “Salvatore y sus Amigos” reunió a 400 personas y contó con el patrocinio del grupo Álica y la familia Echeverría.
“Invito de verdad a los empresarios, sobre todo a quienes traen turismo, a que apoyen esto. Vamos representando no solo a Puerto Vallarta, sino a México”, enfatiza.
Espacios culturales que crecen a pulso
Adriana Rodríguez reconoce que existen espacios que han abierto las puertas a estos esfuerzos, como The Green Place, donde han realizado recitales con aforo de hasta 100 personas. Sin embargo, ya construyen alianzas con escenarios de mayor capacidad, como el Teatro Vallarta, y con promotores que comparten su visión, entre ellos el arquitecto Abel Villa, de Hoteles Buenaventura, aliado de la Orquesta Escuela de Puerto Vallarta.
“La cultura es una necesidad en este destino. Lo hacemos por amor al arte, pero también por rescatar las tradiciones y la identidad de México, que es tan variada”, concluye.