Bahía Magazine Destinos / PUERTO VALLARTA.- Un equipo multidisciplinario de investigadores del Centro Universitario de la Costa de la Universidad de Guadalajara, realizaron el hallazgo de restos óseos de dos guajolotes de casi mil años de antigüedad en el sitio arqueológico costero “Arroyo Piedras Azules”.
El lugar del descubrimiento está localizado en las inmediaciones del poblado de Mayto, en municipio de Cabo Corrientes, aproximadamente 90 km al sur de la ciudad de Puerto Vallarta, Jalisco. Fue un sitio habitado en tiempos prehispánicos y cubre aproximadamente una hectárea de superficie. En la zona es posible observar un depósito significativo de desechos de la vida cotidiana de los antiguos habitantes.
El trabajo de campo en el sitio fue liderado por el arqueólogo Dr. Joseph Mountjoy, Profesor Investigador del CUCosta y miembro del Sistema Nacional de Investigadores nivel II, que tiene más de 50 años de experiencia en la investigación arqueológica del Occidente de México.
Las primeras noticias sobre la existencia de la habitación prehispánica en “Arroyo Piedras Azules” se dieron en el 2015. En ese año y en los siguientes 2017 y 2018, se realizaron campañas de trabajo de campo durante las que se excavaron 42 pozos arqueológicos, de los que se extrajeron más de 40 mil tiestos (fragmentos de cerámica), algunas de ellas hermosamente decoradas con diseños derivados de la zona Mixteca-Puebla, así como más de 2 mil artefactos de cerámica, piedra, concha, hueso y metal.
“Arroyo Piedras Azules”, tiene evidencia de habitación humana desde el Preclásico Medio (años 1200 al 400 antes de Cristo) hasta el Posclásico Tardío (años 1350 al 1600 después de Cristo).
Los vestigios
Los huesos de guajolote, de la especie Melleagris gallopavo, cuya domesticación ocurrió hace aproximadamente 3000 años, se hallaron en un contexto estratigráfico que correspondió al tiempo en que el lugar fue habitado por gente de la cultura arqueológica Aztatlán, durante la segunda parte del Posclásico Temprano (aproximadamente 1200 a 1350 después de Cristo).
Esta cultura Aztatlán, cuyos vestigios se encuentran desde Sinaloa, pasando por Durango, Nayarit y Zacatecas, hasta Jalisco y Michoacán, se destacó por el control y explotación de recursos naturales y rutas de comercio estratégicos; lo que implicó un alto grado de control económico, sociopolítico y religioso de la región en su tiempo.
Además, en las excavaciones en “Arroyo Piedras Azules”, se recuperaron más de 70,000 conchas de moluscos que corresponden a cientos de especies marinas, así como más de 6,000 huesos de peces, venados, iguanas, perros, tortugas terrestres y marinas, armadillos y conejos. Esta diversidad de fauna es evidencia de su uso, por parte de los antiguos habitantes, como ornamentos, materia prima para vestimenta, alimento y animales de compañía.
Intercambio comercial
Sobre la presencia de solo dos guajolotes en un lugar donde nunca han existido naturalmente, como es la costa de Jalisco, se cree que los habitantes “Aztatlán de Arroyo Piedras Azules” los obtuvieron de algún lugar distante, pues disponían de varios recursos naturales y manufacturados, como textiles y objetos elaborados con concha, para realizar intercambios comerciales. Así, se cree posible que los guajalotes fueron usados no solo como alimento, sino también como objeto de intercambio comercial. Este hallazgo arqueológico permite dar un vistazo al complejo pasado prehispánico de los antiguos habitantes de la costa de Jalisco.
Esta investigación fue posible gracias al apoyo de las autoridades del Centro Universitario de la Costa, que presenta el Doctor Jorge Téllez López, el propietario del sitio, Secretaría de Cultura Jalisco, autoridades del municipio de Cabo Corrientes y del Instituto Nacional de Antropología e Historia.