Por Norma A. Hernández / PUERTO VALLARTA, JALISCO.- En las montañas místicas de San Sebastián del Oeste, donde la niebla acaricia los bosques de pino y encino, florece un proyecto que fusiona tradición, espiritualidad y empoderamiento femenino. Se trata de La Xamana Raicilla, marca artesanal fundada por Claudia López Acevedo, quien desde hace varios años trabaja en posicionar esta bebida como una experiencia sensorial y consciente, tanto en México como en el extranjero.
Durante su participación en la experiencia gastronómica Maridaje Mexicano, organizada por Vallarta Tequila Tastings, Claudia compartió el origen de su relación con la raicilla:
“La primera vez que la probé sentí algo muy profundo. Ya venía de un camino espiritual intenso en Ciudad de México, pero al llegar aquí no necesité más experiencias externas; fue la raicilla la que me reconectó con la energía de la madre tierra”.

Para Claudia, Xamana —palabra que representa la forma femenina del chamán— es mucho más que una bebida: “Es ese ser que, tras conocerse y sanarse, ayuda a los demás a reconectarse con su bienestar, su armonía, su poder interior. Por eso el eslogan de la marca es ‘Reconectándote con tu poder interior’”.
Dos marcas, un mismo espíritu
Además de La Xamana, Claudia es creadora de otra etiqueta: 3 Perros Negros, un homenaje a su manada canina de la sierra.
“Son perritos adoptados que me han acompañado en este camino. Esta raicilla es de costa, hecha con agave rhodacantha de la Costalegre, y también tengo otra hecha por una mujer maestra raicillera que produce de forma ancestral”, explicó.

Ambas marcas se elaboran con métodos tradicionales y gran respeto por el entorno. La Xamana, en particular, se produce en La Estancia de Landeros, en el municipio de San Sebastián del Oeste, junto al maestro raicillero Tacho Guzmán. El agave utilizado es maximiliana, y sus versiones incluyen una etiqueta de una sola destilación al 40%, así como otras de doble destilación de 44 y hasta 55 grados, que ya han sido premiadas con medallas de oro.
“El diseño del logo también tiene mucho significado: el agave sostenido por la luna y abrazado por el sol, que simboliza la danza de lo femenino y lo masculino; las flechas que apuntan a los elementos tierra, agua, fuego y aire; y también el cruce de caminos culturales que dieron origen a los destilados de agave: los indígenas, los filipinos con el vino de palma, los alambiques traídos por los españoles”, detalló con pasión.
Raicilla con perspectiva de género
La incursión de Claudia en una industria dominada por hombres no ha sido fácil. “Al principio fue muy difícil. Iba con mi pareja a los campos, yo hacía las preguntas técnicas, y ellos le contestaban a él. Pero con el tiempo vieron que no estaba jugando, que lo hacía con amor, respeto y mucha gratitud. Me gané su respeto con mis acciones”, afirmó.
Hoy, no solo ha consolidado su papel como productora, sino que también se ha convertido en inspiración para otras mujeres. “Me interesa mucho motivar a las mujeres y a los jóvenes. Que vean que pueden crear un nuevo negocio, una nueva vida con sus raíces, que no tienen que irse lejos para lograrlo”, expresó.
De las montañas a los mercados internacionales
Actualmente, La Xamana Raicilla y 3 Perros Negros ya se exportan a Tailandia y Estados Unidos, y se venden en las principales ciudades de México. Claudia viajará próximamente a Nueva Orleans para participar en “Tales of the Cocktail”, uno de los eventos más relevantes de la mixología a nivel mundial, y después a Houston, donde trabajará con distribuidores.
También ha abierto un espacio en San Sebastián del Oeste llamado La Raicillería, que funciona como tienda, centro de convivencia y degustación.
“Ahí tenemos nuestras raicillas, comida, juegos de mesa, y más de 19 productos artesanales. La gente se la pasa muy bien. Es un lugar para compartir y disfrutar lo que hacemos con amor”, compartió.
El futuro, con los pies en la tierra
A pesar del crecimiento de su proyecto, Claudia mantiene los pies en el suelo: “Ya mucha gente depende de esto, así que me lo tomo con mucha seriedad. Quiero que a todos nos vaya bien, desde el maestro raicillero hasta quien vende en la tienda. Y también estoy abierta a maquilar para otras marcas, cosa que antes no quería hacer, pero ahora entiendo que es parte de hacer sostenible el negocio”.
Y concluye con una frase que resume su filosofía: “La raicilla es energía viva. Si la consumes con respeto y conciencia, puede llevarte a lugares interiores que ni imaginas”.
