Por Norma A. Hernández / PUERTO VALLARTA, JALISCO.- La fuerza creativa de la cocina femenina se hizo presente en el restaurante Gaviotas del hotel Sheraton Buganvilias, donde la primera edición de Sabores de Ellas transformó la noche en una celebración de talento, sensibilidad y visión gastronómica.
Cinco chefs, una sommelier y una mixóloga unieron fuerzas para crear una cena de autor de seis tiempos en la que cada platillo contó una historia y transmitió la esencia de quien lo preparó.
Los nombres detrás de Sabores de Ellas son: Carolina Arriaga, Ana Flores, Dora Vargas, Majo Preciado y Vanessa Caudillo—, junto con la sommelier Lorena Morales y la mixóloga Athziri Rodríguez.

Como anfitrión e impulsor de esta experiencia gastronómica, el Sheraton Buganvilias contó con la presencia del señor Rubén Valenzuela, director de Alimentos y Bebidas, y del chef ejecutivo Miguel Salmerón, acompañados por el talentoso equipo de cocina del restaurante Gaviotas, cuya dedicación fue clave para el éxito de la velada.

Una cena con propósito
La chef Dora Vargas, presidenta de la agrupación Ellas Se Juntan y participante en la velada, compartió la importancia de este encuentro:

“Es una invitación que recibí de Sheraton Buganvilias, en mi papel de presidenta de Ellas Se Juntan, a compartir con las chefs de casa y hacer más visible la labor de la mujer en la gastronomía en Puerto Vallarta. Se trata de unirnos para transmitir los sabores deliciosos que traemos de nuestra cocina mexicana y demostrar lo que podemos hacer y lo que somos nosotras”, expresó.
Sabores de Ellas no será un evento aislado. De acuerdo con Vargas, esta fue apenas la primera parte de una serie de experiencias que el Sheraton Buganvilias planea continuar.
“Queremos que más personas se sumen, que acompañen estas cenas y conozcan esos sabores que heredamos de nuestras madres y abuelas, y que queremos que sigan perdurando en la historia y en las cocinas”, adelantó.
Menú con carácter y sensibilidad
La cena maridaje de Sabores de Ellas comenzó con el Cilindro bicolor, una elegante combinación de betabel y lima con puré de aguacate al cilantro, granada y arena de maíz nixtamalizado, coronado con delicadas láminas de betabel glaseadas. Un arranque fresco y visual que marcó el tono de la experiencia.

El segundo tiempo, una Ensalada campesina, rindió tributo a los ingredientes de la tierra: hojas verdes, frijol negro, nopalitos curtidos y tomates cherry, todo equilibrado con una vinagreta de menta que aportó ligereza y frescura.

La Crema de elote, con notas ahumadas gracias al tatemado al rescoldo, sorprendió con el contraste sofisticado de una perla de trufas y brotes tiernos, dando un giro elegante a un clásico mexicano.


El cuarto y quinto tiempo apostaron por la contundencia. El Cordero braseado, acompañado de jus de birria tatemada, hummus de frijol puerco y encurtido, fue un guiño a la tradición reinterpretada con maestría. Le siguió el Pork belly en mole negro, acompañado de mezcla de elote tierno y quelites del campo: un platillo profundo y reconfortante, que evocó la riqueza de la cocina mestiza.

El cierre fue pura poesía: Despertando el alma, un postre que combinó Cremoso de café, plátano caramelizado con miel de agave, strudell de café, falso caviar de tequila y helado de hoja santa con pepita. Una sinfonía dulce que jugó con contrastes de temperatura, texturas y recuerdos.

Maridaje con identidad
Los Sabores de Ellas se acompañaron con vinos que elevaron cada tiempo: un Malbec Reserva Punto Final de la bodega Renacer (Argentina) y un Cabernet Sauvignon 31.8 Reserva 2017 de la bodega Santo Tomás (Baja California, México), presentados por la sommelier Lorena Morales, de Vinos América.


La mixología aportó frescura y creatividad con dos cocteles diseñados para la ocasión: un Café de olla con Licor 43 y aire de naranja, y El Tuito, inspirado en la raicilla y los frutos de la región, con licor de carambolo, cítricos, fermento de pitahaya y un toque salino de coco.
Una experiencia que apenas comienza…
Cada detalle, desde la concepción de los platillos hasta la elección de vinos y cocteles, llevó la impronta de ellas: sensibles, poderosas y magistrales en el arte de transformar ingredientes en emociones.
Sabores de Ellas no solo fue una cena, sino una declaración de principios: la confirmación de que la cocina femenina en Puerto Vallarta tiene voz, identidad y un futuro que promete seguir sorprendiendo.






