Por Norma A. Hernández / RIVIERA NAYARIT.- Cuando el sol comenzó a pintar de oro el cielo en Nuevo Nayarit, el club de playa Nayar Senses “Santuario del Sol”, se transformó en el escenario perfecto para una velada íntima y con intención. Veinte mujeres fueron las protagonistas de una cena maridaje presentada por Tequila Centenario Cristalino, creada para celebrar la energía femenina en un ambiente de relajación, conexión y alta gastronomía.

La anfitriona y gerente del club, Tania C., junto a Israel Díaz, gerente operativo, recibió a las invitadas con un coctel fresco al borde del mar, mientras el atardecer servía como antesala. El encuentro formó parte de las experiencias especiales dedicadas al público femenino en el marco del Mes de la Mujer, con el propósito de dar a conocer las amenidades del club y acercar a las asistentes al universo del tequila premium.

La presentación corrió a cargo de Blanca Ponce, ejecutiva de centros de consumo de Casa Cuervo Línea de Lujo, y el maridaje fue guiado por Sandra Gutiérrez, embajadora de marca de Gran Centenario, quien presentó cada etiqueta con historias, notas y matices que enriquecieron la degustación.

Un tributo compartido en Nayar Senses
El menú de cinco tiempos, diseñado por el chef de casa, bajo la dirección de Israel Díaz, fue una travesía de texturas, color y reinterpretaciones contemporáneas, con alternativas para comensales vegetarianas.

Sandra Gutiérrez, embajadora de marca de Gran Centenario e Israel Díaz, gerente operativo de Nayar Senses.
El primer tiempo sorprendió con un Fetuccini de betabel acompañado de una mermelada de maracumango, una combinación fresca y ligeramente dulce que encontró equilibrio con Gran Centenario Ultra, resaltando los matices frutales del destilado.

Para el segundo tiempo, llegó a la mesa un Tiradito de curvina con cremoso de maíz y leche de tigre, cuya versión vegetariana sustituyó el pescado por coliflor frita. El maridaje repitió con Centenario Ultra, destacando la untuosidad del plato y su acidez sutil.

El tercer momento introdujo un guiño latinoamericano con un Indio colombiano de birria con frijol y maíz, mientras que quienes optaron por la alternativa vegetal disfrutaron una versión con setas. Aquí fue Gran Centenario Plata quien acompañó la intensidad del guiso, aportando frescura y notas herbales.

El cuarto tiempo apostó por la sencillez bien ejecutada: Puré de camote con papa morada al horno, ideal para acompañar las notas limpias y suaves de Gran Centenario Cristalino, que elevó la dulzura natural del platillo.
Para cerrar, el postre llegó en forma de un Volcán de dulce de leche con frutos rojos, maridado con Gran Centenario Leyenda, cuya profundidad y carácter especiado redondearon el final de la experiencia.
Entre conversaciones, paisajes y maridajes precisos, la noche dejó claro que cuando la gastronomía se encuentra con el ritual y el territorio, el resultado es más que una cena: es un tributo compartido.
MIRA LA GALERÍA DE FOTOS EN FACEBOOK: BAHÍA MAGAZINE DESTINOS