lunes, diciembre 23, 2024

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En Vallarta, la plaza de las mil historias

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Redacción / PUERTO VALLARTA.- La Plaza Lázaro Cárdenas en la Zona Romántica de Puerto Vallarta, se ha convertido en los últimos años en un interesante punto de encuentro entre la multiculturalidad de la ciudad y la identidad propia de Vallarta. Es una plaza cuyo espacio ha sido muy significativo para la vida cotidiana del vallartense y hoy es sinónimo de paseo y recreación.

El nombre de la plaza nos traslada hasta los años 30 cuando emerge la figura de Lázaro Cárdenas un general que alcanzó la Presidencia de México y reformó al país con cambios trascendentales en el manejo del petróleo y de la posesión de la tierra.

Fundó tres de los pilares de investigación más prestigiados del país: el Instituto Politécnico Nacional, el INAH y el Colegio de México; y, le abrió las puertas a los refugiados de la guerra civil española, muchos de ellos grandes intelectuales, que enriquecieron el panorama cultural de México.

Algunos afirman que el General visitó Puerto Vallarta en alguna ocasión pero lo cierto es que alrededor de 1934, los terrenos que hoy ocupan la Plaza Lázaro Cárdenas y los condominios Molino de Agua, eran parte de la pista de aterrizaje del primer aeropuerto de Puerto Vallarta.

La plaza lleva el nombre del general Cárdenas desde hace muchos años pero fue don Aurelio Rodríguez Garza, presidente municipal de Puerto Vallarta 1986-1988, quien rescató el espacio del abandono, según narra el cronista de la ciudad Profesor Juan Manuel Gómez Encarnación. El cronista refiere al lugar como un espacio donde su vocación desde siempre ha sido multimodal. Fue corral, campo deportivo, campo aéreo y lienzo charro. Allí era campo de beisbol, el primer deporte que llegó a Vallarta por la influencia de la compañía Montgomery Fruit Company que tenía intereses en la zona.

Cuando iba a llegar el avión, los beisbolistas se dedicaban a espantar vacas para despejar la pista. Allí también se hacían carreras de caballos y se organizaban charreadas.

Esa plaza tiene más de mil historias que contar. Lo que un día fue un improvisado aeropuerto que enlazó a Vallarta con Guadalajara, Talpa y Mascota vía aérea y el campo donde soldados contra alijadores se enfrentaban en juegos de beisbol, es actualmente un referente en el acontecer de la zona romántica de Puerto Vallarta. La plaza está ubicada en la colonia Emiliano Zapata, nombre de otro prócer que se alzó en el sur durante la revolución mexicana en 1911, para exigir la propiedad de la tierra para quien la trabaja.

Pero nos encontramos en el siglo XXI en los albores del 2014 y la Plaza Lázaro Cárdenas con su tradicional quiosco en el medio, es a la vez plaza, estacionamiento, parque, zona de patinaje, foro de conciertos, y mercado. En febrero se celebra allí el Festival del Vino, en mayo el Festival de la Buganvilia y a lo largo del año habrá muchos eventos más.

La fiesta mexicana

Cada fin de semana la plaza recobra vida. Los viernes llega la alegría de la fiesta mexicana. Un evento en el que confluyen las artes escénicas con la gastronomía local a partir de las 7 de la noche. Algunos de los mejores restaurantes de la ciudad se dan cita para presentar platillos con carácter mexicano.

Durante el evento se venden bebidas tradicionales como aguas frescas y cervezas artesanales. El espectáculo lo presenta el grupo folklórico Xiutla, el ballet de mayor tradición en Vallarta con más de 20 años de trayectoria en el país y en el extranjero. El Xiutla hace una amena síntesis de la música, el color y el folklore de México.

A través de sus diferentes estampas se identifica la diversidad cultural que habita la geografía nacional. El México profundo, el que llora, ríe, suplica, anuncia, comparte y festeja. El repicar de los tacones sobre la madera, convierte a los pies de los bailarines en los narradores de una historia única e irrepetible que nos lleva a recorrer Veracruz con sus huapangos, Jalisco con sus sones, el Nayarit de los huicholes, la danza de los viejitos de Michoacán y los pueblos del Istmo de Tehuantepec en Oaxaca.

Algunas veces se suman al espectáculo los acordes de un pequeño mariachi; enjundiosos danzantes prehispánicos o el gallardo charro floreador. La entrada es gratuita. Sólo se paga por el consumo de bebidas y alimentos. Los precios van de 15 pesos hasta 70 pesos los más caros. Chiles en nogada, tamales de carne, tacos de pollo, tacos de birria, de requesón, tostadas de pata y cueritos, tortitas de pulpo, chiles güeros rellenos de marlín, camarones al coco, pollo en mole, sopa de tomate ahumado, flan, arroz con leche, pastel de chocolate, son algunas de las delicias que se ofrecen al público.

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Auténtica romería
La plaza Lázaro Cárdenas cambia de rostro y los sábados a partir de las 10 de la mañana se convierte en una auténtica romería. Desde hace varios años nació el mercado de los sábados, comúnmente denominado Old Town Farmers Market por la fuerte influencia multicultural que se presenta en Puerto Vallarta desde hace más de 70 años.

El Farmers Market tiene pocos años de vida y nació con el concepto de sólo productores o creadores directos. Sus orígenes se enraizaron en la misma zona, pero en otra ubicación. Desde el mes de noviembre del 2013 la nueva sede es en la Plaza Lázaro Cárdenas, la Plaza de las mil historias. Con el cambio vino una dinámica diferente y de ser un mercado callejero se constituyó en un mercado que se asemeja los que se instalan en muchos sitios del mundo como San Telmo en Buenos Aires, el de Portobello en Londres, o los mercados de San Angel y Coyoacan en el Distrito Federal.

El de Vallarta tiene un sello de identidad. Lo que se ofrece es hecho a mano, creado, cultivado, cocinado, directamente por el vendedor, de manera que no hay intermediarios. Se trata de productos de calidad generados con el cuidado, atención y esmero de quien lo produce.

El mercado es eje de la economía de muchos vallartenses que han encontrado en el arte de comerciar directamente con el consumidor, una forma de vida en la que ofrecen un pedacito de su esencia y creatividad. Joyas, accesorios, cojines, ropa, adornos, alimentos procesados, alimentos frescos, alimentos para consumo directo, artículos para decoración, son sólo algunas de las variantes que se pueden encontrar en este espacio casi lúdico, donde la pupila recrea las más diversas estampas entre el ajetreo de la gente, el ingenio de los comerciantes y la imaginación de los creadores.

Los sentidos agudizan sus destrezas para reconocer tal o cual olor, degustar sabores favoritos de tacos, tamales, pizzas y pasteles o explorar nuevas experiencias gastronómicas de cocinas lejanas como la ucraniana.

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Casi un ritual
Recorrer este ecléctico mercado es casi un ritual para muchos que ansían la llegada de los sábados para comprar pan integral casero, hierbas finas, frutas y verduras frescas de la estación, salsas, café orgánico, flores recién cultivadas. Se encuentran productos de origen hindú, chino, tailandés y. evidentemente mexicanos, pero también perogies típicos de Ucrania hechos en base a papa y cebolla. Hay relojes de madera hechos a mano con pirograbado que es como una filigrana que recorre la madera de pino para marcar las horas. Hay adornos de vidrio emplomado, telas pintadas a mano, pareos con vistosas figuras, piezas de arte llamadas tellografías, joyería en plata, probióticos exóticos, aguas de sabores, masajes, pasteles, brownies.

Recorrer este mercado nos traslada a un mundo donde fluyen armoniosamente visiones y culturas diferentes. El Old Town Farmers Market es una ventana hacia lo que hoy por hoy es Puerto Vallarta.

Un auténtico pueblo mexicano que vive la globalización sin las barreras de idioma, raza o religión. El mar, el clima, la geografía nos integra bajo un mismo tejido social. Su mejor expresión se representa en la tradicionalmente multimodal Plaza Lázaro Cárdenas de Puerto Vallarta… la Plaza de las mil historias.

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Norma Hernández
Norma Hernándezhttp://onbahiamagazine.com
Lic. en Turismo y profesional de la comunicación, con una pasión innata por el periodismo y una experiencia de 33 años en esta profesión. A lo largo de su carrera, ha desempeñado roles destacados como editora de periódicos y revistas, lo que le ha permitido adquirir un conocimiento profundo del mundo editorial y una visión privilegiada sobre cómo contar historias de manera efectiva. Sin embargo, su verdadera pasión se encuentra en la escritura de turismo, gastronomía y viajes.
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