Bahía Magazine Destinos / RIVIERA NAYARIT.- Cada 3 de febrero en San Blas se festeja al Santo Patrón con una tradición que le quita el aliento a cualquiera por la alegría de la cual se reviste, por el fervor de los habitantes, por el colorido de la celebración pero sobre todo por la originalidad que le han impreso los pobladores.
Las actividades inician de madrugada con la entonación de “Las Mañanitas” y la “Misa de gallo”. También hay danzas, procesiones por tierra y por mar a bordo de lanchas adornadas con flores; la peregrinación principal encabezada por la imagen del santo, que sale de la iglesia para bendecir el agua de mar con el fin de que los marineros tengan buena pesca y la prosperidad llegue al puerto.
Se realiza también la danza de los concheros, que con sus trajes inspirados en el México prehispánico recorrer bailando por las calles de San Blas.
“Por intercesión de San Blas, te libre Dios de los males de garganta”, es el rezo tradicional al santo patrono del histórico puerto nayarita y viene bien encomendarse así cuando se acercan sus festividades.
Si bien el santo fue considerado durante siglos como el protector de los cazadores, las coloridas fiestas que ahora se celebran en su nombre invitan al júbilo y a los tradicionales guacos, pequeños gritos con los que los lugareños expresan su alegría, de los pescadores. Por eso, el rezo antiguo es más que adecuado incluso en un lugar con un clima privilegiado como el Puerto de San Blas, en el corazón de Riviera Nayarit.
Las temporadas de lluvias llegas a ser intensas en todo el municipio de San Blas, por lo que se bendice el agua del mar para que los habitantes tengan buena pesca, para que sus embarcaciones enfrenten aguas apacibles y para que la prosperidad les llegue a los habitantes de San Blas. En el embarcadero esperan al santo una flota de más de 50 embarcaciones de todos tamaños quienes realizan una peregrinación por el mar.
Al terminar la peregrinación, se realiza una tradicional misa en la playa y la procesión de regreso a la iglesia donde esperan la sorprendente escena de fuegos artificiales.